El nacimiento del kieri

El nacimiento del kieri - Guadalupe González Ríos - 1973

Conocido como el kieri, o árbol del viento en wixárika, habíase una vez un niño muy travieso (centro inferior del cuadro); a veces golpeaba a otros con palos o les arrojaba piedras, hasta que finalmente fue perseguido hasta su casa en la tierra (área redondeada en centro inferior), dejando sus juguetes de barro esparcidos (figuras de formas disparejas).

Salió corriendo a la cima de un cerro, pero pronto se topó con Nuestra Madre de la Tierra, de los Ríos y de los Peces, Tatéi ‘Utianaka (derecha inferior). Con el poder de su espíritu (en su cabeza), lo robó, y lo empujó por un camino donde dejó la huella de sus pasos (cinco puntos brillantes que conducen al pecho del niño). Luego lo empuja hacia el ojo de agua (simbolizado por el disco amarillo superior) llamado Tatéi Matinieri, Nuestra Madre quien nace en el Oriente y a quienes pertenecen nuestro antepasados. Las lágrimas del niño durante esta súplica son representados como dos puntos azules a cada lado de la corona emblemática encima de su cabello. El punto al centro del ojo de agua simboliza su resurrección.

Emerge, renacida y transformada en el kieri, una planta solanácea psicotrópica sujetada en la parte superior del kawi, picacho rojo sagrado. Contiene cinco retoños en forma de ojos en la punta de sus ramas que representan los frutos del conocimiento que extiende a los mara'akate en los cuatro puntos cardinales y en el centro superior a la medianoche. Hay nierikate, hoyos en la roca cerca del kieri, que le dan conocimiento y le permiten seguir los pasos de sus devotos. Son representados como dos figuras grandes hemisféricas a la izquierda y derecha superior.

Los primeros chamanes que se acercaron al kieri se impresionaron con su poder cuando vieron cómo soltaba su polen (dos formas onduladas rosa con contorno azul arriba) y cuatro abejas que fueron atraídas a él fueron desviadas de su curso por sus ramas. El chamán a la derecha usó su muwieri, flecha emplumada, para entender cómo comunicarse con el kieri, aprender a curar y a cantar.

El chamán del otro lado trepó la cima, representada como una colina gris para aprender más a través del contacto directo con el kieri. Corta tres hojas que salen de su cabeza, simbolizando su sabiduría ascendente. Durante el curso de seis años, regresa al picacho para depositar ofrendas al ojo de agua circular rosado y azul que se encuentra cerca. Las líneas onduladas azules simbolizan los vientos soplando a la orilla del picacho.

El chamán reconoce que el kieri también se transforma en Tamatsí Wawatsari, Nuestro Hermano Mayor de las Astas Grandes. Las astas del venado son representadas como dos cuernos rosados que andan a zancadas en el peñasco rojo y sus orejas verdes; sus ojos son representados en el peñasco como puntos granates y en el tronco arriba como hojas. Las flores representan rezos a la vida y a la abundancia de colores blanco, rosado y amarillo. La mayoría de las líneas sinuosas representan las emanaciones del poder del viento, mientras que las líneas rectas son pajitas de pasto y los puntos son sangre u ofrendas de chocolate.

Explicación escrita por Juan Negrín basada en una entrevista grabada con el artista.


©Juan Negrín 1973 - 2024 Derechos reservados 

Año de creación
1973
Pertenece a la colección
Material del objeto
Materiales y técnica
Lana de estambre sobre cera de Campeche y madera
Dimensiones
Anchura
1.22m.
Altura
1.22m.