Luchan por su vida por Nuariwame Sofía García Mijarez
"Entre los individuos
Como entre las naciones,
El respeto al Derecho
Ajeno es la Paz".
Benito Juarez García
Luchan por su vida por Nuariwame Sofía García Mijarez
La lucha de los indígenas que existen en nuestro país es llevada a cabo de manera diaria, por el simple hecho de ser, defienden sus creencias, culturas y territorios, el resultado de esta lucha es que aun las verdaderas etnias existen en nuestro país. Una manera fácil de acabar con estos grupos es la globalización que parece no poder detenerse.
Un ejemplo de quien realiza esta lucha es la comunidad Wixárika que se encuentra en la provincia fisiográfica de la Sierra Madre Occidental, región integrada por cuatro comunidades que son San Andrés Cohamiata (Ta tei kie), Bancos de San Hipólito (Uweni Mu yewe), Santa Catarina Cuexcomatitlán (Tuapurie), San Sebastián Teponahuaxtlán (Waut+a) y su anexo Tuxpan de Bolaños (Tutsipa) y otros poblados que pertenecen culturalmente a estas comunidades.
Su lucha comenzó desde 1718, año en el cual se empezaron a proporcionar los títulos virreinales, desde ese momento han surgido desacuerdos y segregaciones territoriales, un ejemplo de ello es el caso de la comunidad de Bancos de San Hipólito, segregada de San Andrés Cohamiata y cedida a una comunidad mestiza de nombre San Lucas de Jalpa, en el estado de Durango, se generaron invasiones por mestizos, ganaderos, empresarios y caciques, la cantidad de zona invadidas hasta el año 2002 media aproximadamente 236,945 has, y que en la actualidad se han logrado recuperar 55 mil has, motivo por el cual la lucha sigue en pie, y la etnia Wixárika trata de sobrevivir en un mundo que los absorbe.
No solo se trata de invasiones territoriales, sino también de contaminación de los mantos acuíferos que proporcionan el agua necesaria para la supervivencia de los indígenas de esta región, consecuencia de la resistencia que han puesto al no permitir que su territorio sea invadido, ni que sus árboles sean talados, ni que sus minas sean explotadas por personas ajenas a la etnia, es la consecuencia que se paga por defender su ser y su cultura, proveniente de tiempos inmemoriales y de valor incalculable por su antigüedad, hoy se destruye por la mano del hombre y la ambición del dinero, mata la esencia verdadera de la vida y de vivir en armonía con la naturaleza, vaya muere el sentido sagrado de lo que eran los hombres, de lo que era la verdadera vida, y que hoy la dejamos ir por el materialismo, y como lo había comentado antes es difícil luchar contra eso, pero no imposible.
El problema se agravó en todas las comunidades indígenas del país al cual entro el programa PROCEDE o PROCECOM (Programa de Certificación de Derechos Ejidales/ Comunales), ya que se midieron los terrenos y dividieron a las comunidades y a su gente, trayendo una forma de apropiarse de terrenos cuando en nuestras culturas la tierra es de todos. Fue una forma de encadenar y atrapar a las etnias, para así poder apropiarse de sus tierras aprovechándose de las necesidades que tienen los indígenas, apropiarse de las riquezas que hay existen, riquezas que se miden desde la calidad del aire, la vista ecológica, la limpieza de nuestras comunidades y que digo la autenticidad de su gente, de su cultura, su arte, su vestir y su esencia.
Ello representa una gran fuente económica para los que tienen una mirada materialista, razón por la cual nuestras zonas son invadidas, otro ejemplo para penetrar a nuestras comunidades es la carretera Amatitan- Bolaños- Huejuquilla, el cual representa una fuerte amenaza para la existencia de los Wixáritari, ¿hasta dónde llega la ambición?, actas falsificadas para realizar este proyecto que por ningún motivo fue autorizada por una de las comunidades afectadas Santa Catarina Cuexcomatitlán, y que fue víctima de la destrucción de uno de sus lugares sagrados, (hutse kie) y dejaron bajo toneladas de tierra.
Esto representa más que un atropello a los derechos indígenas y humanos, representa una cruel destrucción a las etnias, tal parece que quisieran acabar con ellos, indígenas que han cuidado lo que nosotros hemos maltratado y desperdiciado, que ellos desde su mirada ancestral y sin ningún reparo han cuidado como lo que es su tesoro, en ello se encierra el cuidado de la vida, la vida como tal y la vida ancestral.
Es reconocida su lucha a pesar de lo que aun falta, sabemos que día a día llegan nuevas amenazas, pero es por su vida por la que luchan, como no la van a pelear, vale la pena. Tienen la esperanza de que un día su vida y sus derechos sean respetados y que si no fuese así morirían en su intento.
Conclusión
Bueno pues aquí se presenta una cara que la mayoría de nosotros no conocemos, pero que allá lejos hay gente que lucha por vivir un minuto de la vida real, y que su lucha vale cada segundo de lo que nadie podrá sentir jamás.
Aquí se expresa como podemos ser tan lindos, pero también tan crueles y como tapamos con mantos blancos lo que es negro.
Bibliografía:
Asociación Jalisciense Apoyo a Grupos Indígenas (AJAGI)
Fotografías: AJAGI, AC, la Jornada.
Chávez, Cristian; Tunuary. “Una historia de lucha territorial”, Crónica de Sociales: registro periodístico de las resistencias y luchas en Jalisco. La Jornada. 12, marzo, 2009.
“Monitoreo de Tierra y Territorio. Takiekari Niukieya”. en AJAGI, AC. Guadalajara, Vol.1-7, Num.01-13.07, 07,2008-22, 04, 2009, pp.01 - 292.
José Godoy y Ramón Vera Herrera México: territorio Wixárika, invasión perpetua con nuevos disfraces, La Jornada, Publicado el 19 de marzo 2008.
Maìz, Venado Y Peyote. En AJAGI, AC. Guadalajara. Recopilación.