Visiones del Venado Azul
“El Venado azul y el Águila, que es el águila de dos cabezas de los cielos, y la Chuparrosa llegaron a Wirikuta después de largos sacrificios. Al llegar al Cerro Quemado, entregaron la flecha, el maíz y una jícara como ofrendas a los dioses que ahí viven” (Juan Ríos Martínez, texto en la parte trasera de la tabla de estambre).
El Venado Azul, Maxayuawi, es Nuestro Hermano Mayor, Tamatsi, que se convirtió en peyote por su rastro (izquierda inferior). El venado inmolado es Kauyumari, cuya sangre es necesaria para la ofrenda de la mazorca (a la derecha). Tiene una flecha con un par de plumas colgando bajo cada asta para comunicar hacia todas partes. El Águila asciende sobre la jícara para alcanzar su lugar como Nuestra Madre Joven Águila del Cielo, Tatéi Werika Wimari. Al llegar al Cerro Quemado, donde Nuestro Padre el Sol apareció por vez primera, entregaron la flecha votiva, la mazorca de maíz y la jícara sagrada como ofrendas a los Antepasados quienes habitan allí en forma petrificada.
El Venado Azul, el Águila y la Chuparrosa (tupina) comieron peyote y se entendieron con los Antepasados en Wirikuta. El venado lloró de agotamiento y de felicidad. Se pintó sobre su cuerpo con los colores de una planta llamada tsuwiri (en la esquina superior izquierda ). El águila, dejó una estela de alegría por su vereda al cielo. La chuparrosa cantó con todo su corazón y su memoria; las palabras de su canto son las marcas azules delante de su pico.
Entonces en el Cerro Quemado, Xeunari, (a la derecha) donde sale Nuestro Padre el Sol, aparecieron las figuras de tres niños inocentes. Los puntos rosas son sus secretos. Esta visión es transmitida por el brazo del picacho a la jícara votiva, xucuri, donde se revela (centro). De este modo el Cerro Quemado comunica a Nuestro Hermano Mayor que los espíritus de los niños de los wixaritari deberán ser llevados cinco veces (5 cruces rosas) sobre sus astas a Wirikuta, así como los frutos de la primera cosecha de maíz.
Detalles: Las figuras elípticas amarillas y blancas en la jícara son granos de maíz y de calabaza. El elote ofrendado entre los brazos del cerro está manchado de sangre en el jilote. Dos cempasúchiles, puguárite (blancos y rojos por fuera) que adornan un brazo del cerro y el elote significan la vida, tukari. La gran flecha votiva, sobre el hombro del Cerro Quemado, tiene una pluma colgando, dos huaraches de tres puntas, un bule de tabaco y un petate. Encima del Cerro están figuras de un pescado y un guajolote que sacrificaron su sangre para las ofrendas. El venado carga una vela sobre una de sus astas.
Un tecolote que siempre ha habitado Wirikuta observa los cambios en la oscuridad. Algunas de las plantas descritas son el izote, una planta larga rosa y amarilla, a la derecha del tecolote, y el maguey (con hojas blancas, entre el pie del tecolote y del izote). Otra planta se llama ‘barba de viejo’, ukilay muriyaya, y sus espinas blancas se dispersan en el viento, para clavarse en la carne del que se le atraviese (está simbolizada entre el venado y el águila).
Nota: El ínterprete, Juan Negrín, originalmente entendía tsuwiri como la planta de la cual se saca el pigmento amarillo aplicado a las caras de los peregrinos (visto encima del cuello del venado). Podría ser una planta floreada en los valles de la sierra.
Explicación y traducción por Juan Negrín Fetter según la grabación con Juan Ríos Martínez
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