Historia Antigua por Juan Negrín

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Apuntes sobre la Historia de los Huicholes: Historia Antigua por Juan Negrín

La Sierra Madre Occidental - Fotografía ©Juan Negrín 1979-2018

La sierra madre occidental - Fotografía ©Juan Negrín 1979 - 2018

Los huicholes llevan muchos siglos viviendo en los estados de Nayarit y Jalisco del centro occidental de México donde están asentados ahora. Según el arqueólogo, Dr. Phil Weigand, ellos y sus vecinos lingüísticos, los coras, ya habían establecido sus raíces en esta zona cuando empieza la temporada clásica mesoamericana (200 a 700 de nuestra era).1 La rama corachol de estos idiomas de la familia uto-azteca lleva a lingüistas como Valiñas, citado por Weigand a considerar la relativa antigüedad de este grupo de idiomas en esta zona. “Esta rama del uto-azteca está mucho más emparentada con las ramas del tarachitán y del tepimán habladas en el norte y el oeste que con los idiomas nahuas hablados más al este y al sur.”2

Los primeros sitios monumentales y las estructuras circulares de los templos de la región se asocian con los pueblos de la Tradición de Teucaltichlán del occidente de México (del segundo hasta fines del sexto siglo). El decaimiento de esta cultura no se debió a la migración de antepasados míticos de los toltecas por esa parte de México, pero al decir de Weigand pudo haber sido causado por la introducción del arco y la flecha por algún grupo indígena desde el norte, o por la metalurgia de Ecuador.  Poco después, el reino de Chalchihuites fue formado al oriente de la Sierra Madre, alrededor del sitio arqueológico de La Quemada, en Zacatecas. Los antepasados de los coras y los huicholes pudieron escapar su dominación en la escarpada Sierra Madre Occidental, aunque hayan sido influenciados por ellos.

Se sostiene que la forma circular de sus templos, tukite, y de sus centros ceremoniales refleja los patrones de la antigua cultura de Teucaltichlán de la temporada clásica. Centros ceremoniales semejantes han sido localizados a lo largo de la barranca del río Bolaños, en el sureste de la zona huichol actual que Weigand estudió. Al sur de la Sierra, el antropólogo, Johannes Neurath comenta: “el sitio posclásico de Ixtlán del Río se ubica en un punto geográfico de alto valor estratégico, pues por ahí pasaba la única ruta de comercio viable entre dos zonas más pobladas de Meso América, la costa de occidente y el centro de México".3

Las ruinas de La Quemada - Fotografía ©Juan Negrín 1983-2018

Las ruinas de La Quemada - Fotografía ©Juan Negrín 1983-2018

El centro urbano fortificado de La Quemada fue construido entre 600 y 700 de nuestra era, al noreste del territorio huichol y su dominio se prolongó durante varios siglos. Según lo grabó Weigand, algunos huicholes recuerdan en sus cantos cómo un chamán perverso, aliado con los jaguares y viviendo varios valles al este, en un baluarte de roca, rodeado de edificios, les impidió durante un largo tiempo hacer el viaje sagrado al desierto oriental de San Luis Potosí. Al dejar de traer peyote del este, porque los jaguares se lo comían todo, el maíz se echó a perder. No había sal, conchas, ni plumas, hasta que los cabecillas huicholes y sus pueblos aliados, como los coras, se reunieron en Teacata, su centro ceremonial y determinaron usar una estrategia común para derribar al brujo de La Quemada.4

Por otro lado, el historiador mexicano Salvador Gutiérrez escribe: “en tiempos prehistóricos los huicholes, coras y tepehuanos formaban una sola nación con los ópatas, tarahumaras y pimas”, confirmando las opiniones de los historiadores anteriores Dávila Garibi y Alberto Santoscoy.5 Piensa que ellos vivieron anteriormente en un territorio extensivo, llamado Hicúripa, según datos que recopiló el investigador francés Léon Diguet. Hicúripa significa la zona que rodea el peyote e incluye los estados actuales de Nayarit, Jalisco, Sinaloa, Durango, Chihuahua, Coahuila, San Luis Potosí (su sede), Aguascalientes y Zacatecas. Su cabecilla, llamado Cola de Venado, Maxacuaxí, introdujo el culto a un dios supremo Tewewicame (como Nuestro Creador Sol, Tawewiécame, en huichol) al que decía representar, diciendo que había sido mandado del cielo a la tierra para instruir a la gente y evitar que se comieran entre sí. Cuando los toltecas invadieron la zona, Maxacuaxí unió a los huicholes, los coras y los tepehuanos para que se refugiaran en la Sierra donde todavía manifiestan su forma de ser imperturbable. Esto corresponde con datos que recopilaron los primeros misioneros españoles entre los coras en el siglo diecisiete.

Aunque los huicholes no han permitido excavaciones arqueológicas dentro del territorio comunal en el que están asentados a la fecha, la arqueóloga Marie-Areti Hers es reconocida por haber trabajado en la periferia de lo que fuera su territorio, cuando los españoles conquistaron esa zona. Cerca de Huejuquilla el Alto, excavó una piedra labrada que interpreta como un chac-mool prototípico. La describe como una figura andrógina acostada pero con una vigorosa tensión, cuyos ojos están bien abiertos hacia el firmamento,6 y parece ser del periodo clásico, antes de las esculturas características de chac-mool de la época posclásica que fueron desarrolladas por los toltecas. Sugiere que el recipiente redondo en la cavidad central del chac-mool tradicional pudiera haber evolucionado de una jícara votiva como las que los huicholes usan para poner ofrendas de sangre, peyote molido y atole. También especula que esta deidad puede haber representado un oráculo, lo cual nos recuerda la interpretación huichola de Nuestra Bisabuela Gran Oreja, Takutsi Nakawé, profetiza del diluvio.

Los chichimecas nahuas inmigraron hacia 1115, empezando a cruzar México desde el norte para fundar el imperio azteca de Tenochtitlan en 1325. Aquellos que habían sido subyugados en los estados conocidos hoy como Jalisco, Nayarit, Zacatecas y Durango mantuvieron cierta independencia de los aztecas, y los grupos tribales de las montañas, permanecieron independientes bajo el escudo de los Tlatoanazgos o cuatro reinos en esta área conocida como Chimalhuacán. Como lo indican los conquistadores españoles, eran conocidos por su capacidad de defenderse con escudos redondos, o chimales.7  Weigand me comunica que no hay ninguna evidencia para creer que los antepasados de los aztecas hayan cruzado los estados de Jalisco y Nayarit para fundar su imperio. Indica que las principales fuerzas cuando llegaron los españoles eran los cazcanes al oriente y al norte de los huicholes, que tenían vínculos lingüísticos con los aztecas y habían dominado la región antes ocupada por La Quemada, o la tradición de Chalchihuites. Los otros grandes guerreros en esa época eran los tarascos, o purépechas del suroeste, que estaban compitiendo con los cazcanes, desde un par de siglos antes de la llegada de los españoles. Los grupos tribales de la sierra guardaron cierta libertad en su terreno inhospitable, que se volvió el refugio del último líder cazcán, Guaxicar con sus tropas.8

Los huicholes se consideran descendientes de la perra negra, tsuku mauyusauye, que les ayudó durante el diluvio. De este modo están ligados a los chichimecas, en general, cuyo nombre significa gente de los perros y que han dejado sus trazos en las más remotas fronteras de Meso América; “siguiendo una toponimia nahua que se extiende hasta Arizona y Nueva México”, encontrando más parentescos lingüísticos de los mexicas, como los tarahumaras, los yaquis y pima-pápagos, quienes están ligados a su vez con los hopi, ute (de dónde viene Utah) y los shoshoneos del Gran Valle en el lejano norte”.9 Actualmente algunos arqueólogos piensan que la casi extinta raza canina mexicana, el ‘ixcuintle’, ayudó a los antepasados siberianos para atravesar el estrecho de Behring y llegar al norte de América, antes de bajar a nuestras latitudes.

Texto y fotografías Copyright ©Juan Negrín 2007 - 2018. Todos los derechos reservados digital e impreso.

Notas a pie de página:

1 Phil Weigand and Acelia de Weigand, Huichol Society before the Arrival of the Spanish, Journal of the Southwest, p.19

2 Ibid., p.19 (trad. de J.Negrín)

3 Johannes Neurath, Las fiestas de La Casa Grande, (CONACULTA-Instituto Nacional de Antropología e Historia/Universidad de Guadalajara, 2002), p.62 

4 Phil C. Weigand, Ensayos sobre el Gran Nayar entre coras, huicholes y tepehuanos, (Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos/Instituto Nacional Indigenista/El Colegio de Michoacán,1992), pp.106-  109

5 Salvador Gutiérrez Contreras, Los coras y el rey Nayarit, p.50

6 Marie-Areti Hers, Los toltecas en tierras chichimecas, (Universidad Nacional Autónoma de México,1989), p.65

7 Salvador Gutiérrez Contreras, Op.Cit., pp.35, 36

8 Dr. Phil C. Weigand y Acelia G. de Weigand, Tenamaxtli y Guaxicar: Las raíces profundas de la Rebelión de Nueva Galicia, El Colegio de Michoacán, 1996, Secretaría de Cultura de Jalisco.

9 Gordon Brotherston, Book of the Fourth World: Reading the native Americas through their literature (Cambridge University Press, 1992), pp. 21, 22. Dr. Brotherston notes important parallels between sacred Huichol art and Anasazi art.

Bibliografía: Ver Historia Reciente

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